domingo, 20 de febrero de 2011

Internet es, precisamente, la salvación de nuestro cine

Fué sin lugar a dudas, el último discurso como presidente de la Academia en el 25 aniversario de los premios Goya el verdadero protagonista de dicha gala. Un discurso esperado por todos y que supo estar a la altura de las espectativas. El hasta ahora presidente habló con rotundidad, firmeza y alejado de las florituras y desvíos en el camino a los que muchos otros nos tienen acostumbrados.
Frente a la polémica Ley Sinde y el debate con respecto a la reconversión de la distribución y exhibición de las cintas, encontramos a un profesional que es conocedor del momento en el que se encuentra la industria, por lo que no trata de salvaguardar un modelo enquilosado que se desvanece por momentos. De ahí que opte por actuar en función del presente y no de un pasado que ha perdido su propia razón de ser. En palabras del director:

Estamos en un punto de no retorno y es el momento de actuar. No hay marcha atrás. De las decisiones que se tomen ahora dependerá todo. Nada de lo que valía antes, vale ya. Las reglas del juego han cambiado.
 
Efectivamente, las reglas de juego han cambiado, pero el juego, en su esencia, sigue siendo la misma, fabricar historias para el otro, para el público de hoy, al que hay que invitar a escuchar y ver, y no obligarle a retroceder a una situación anterior inexistente.
Crisis, como apunta De la Iglesia, significa cambio. Y todo cambio conlleva sus oportunidades, las cuales no llegan por si solas. Hay que buscarlas, y para ello hay que arriesgar, innovar y conocer las herramientas que el presente nos ofrece. Los profesionales, en este caso, de la industria del cine, tendrían que comprometerse en la busqueda de nuevas formas y lugares de encuentro con el espectador del ahora. 

La red ha cambiado al cine, solo nos queda por saber si el cine acepta dicho cambio como parte de sus responsabilidades morales con el público.


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