miércoles, 23 de febrero de 2011

Early and late adopters


La innovación tecnológica es parte inherente del progreso humano y, sin embargo, no todos los individuos adoptamos la misma actitud frente a las novedades que nos ofrece la ciencia. Dichas divergencias son patentes en muchos sectores, pero adquieren mayores dimensiones si las analizamos en el contexto de los bienes de consumo. Cámaras digitales, televisores 3D, reproductores de vídeo y audio, componentes de informática, etc; el mercado cambia constantemente, y en muchas ocasiones ni si quiera nos concede tiempo suficiente para asimilar la tecnología ya en desuso.    

En este sentido, el interés o la predisposición del sujeto para el aprendizaje vinculado con las nuevas tecnologías no es una característica meramente generacional, ya que en una misma franja de edad existen personas con mayor o menor debilidad por tales materias. Nuestra actitud frente a las novedades del mercado nos define como consumidores y puede englobarnos fácilmente en uno de esos dos grandes grupos creados por el mundo anglosajón y denominados “early adopters” o “late adopters”.   

Definamos los conceptos utilizando algunos ejemplos que nos permitan clasificarnos a nosotros mismos o a los que nos rodean:

Los early adopters son aquellos consumidores que siempre desean estar a la última en lo que a tecnología se refiere, conocen los nuevos gadgets antes de que hayan salido al mercado, hacen colas interminables para ser los primeros en adquirir el nuevo Iphone o dominan a la perfección el sistema operativo Windows 7 cuando a la mayoría de los mortales Windows Vista nos sigue pareciendo un rompecabezas. Se jactan de tener el smartphone con mejores aplicaciones o de haberse registrado antes que nadie en la red social del momento. Son, en definitiva, fanáticos de las nuevas tecnologías y todo aquello que las envuelve.

Por el contrario, los late adopters son individuos siempre escépticos, desconfiados en muchas ocasiones, que muestran grandes reticencias a la hora de adquirir nuevos aparatos electrónicos o de probar un nuevo software. Viven atormentados por los estrepitosos fracasos del mini-disc, el vídeo Beta o el láser disc, y prefieren esperar un tiempo prudencial para aventurarse en el desconocido mundo del Blue-Ray. Su pánico ante las innovaciones tecnológicas les lleva a adoptar conductas irracionales, como conservar todavía televisores sin mando a distancia o discman que han sobrevivido al paso del tiempo. Se niegan a actualizar los programas o a descargar nuevas versiones bajo el argumento de que “ya les funcionan correctamente”.  Son, habitualmente, los mismos sujetos que en un alarde de valentía apuraron al máximo hasta verse irremediablemente arrastrados a la necesidad de adquirir su propio teléfono móvil. Resumiendo: individuos con escaso interés o capacidad para con las nuevas tecnologías.    

Desde luego, la mayoría de los consumidores se ubican en una amplia zona intermedia entre ambos grupos, pero a buen seguro que todos somos capaces de identificarnos más con una u otra categoría. Esta actitud vital frente a las nuevas tecnologías es un rasgo de nuestra personalidad que ya se ha convertido en objeto de análisis en los estudios de mercado y que, con el tiempo, constituirá un criterio fundamental cuando las grandes marcas deseen lanzar un nuevo producto con la mayor acogida posible en el mercado.

1 comentario:

  1. Son muy graciosas las dos actitudes, tanto el prisitas-early-maquinitas como el late-cuidaditoconmigo-malditoscacharrosqueloscargaeldiablo. Si yo no viviese con un sesudo ejemplar de la zona intermedia, yo sería de la raza de los late, muy probablemente. Ocurrre cuando la ignorancia te vence.

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